sábado, 11 de noviembre de 2017

ANTIS EN 1909






Sí esto que voy a referir hubiese sucedido años después de aquél de 1909, nada de particular tendría que. desde la idea hasta la «puesta en marcha», fuesen todo obra del propio Eugenio Noel escritor sobradamente conocido entre los viejos aficionados a la fiesta nacional. Para quienes no alcanzaron aquella época, se hace necesario decir que Noel dedicó una gran parte de su vida a defender, desde la tribuna y la letra impresa, la abolición de las corridas de toros, «provocando a veces sus Conferencias apasionadas controversias, que. en ocasiones, llegaron hasta producir disturbios locales (Eugenio Noel, seudónimo de Eugenio Muñoz Díaz, fue un novelista, ensayista y publicista español, que se significó como un enconado detractor de la tauromaquia y el «flamenquismo»). 

Asi, a primera vista, nada dice esta foto que sirve para ilustrar las lineas que siguen, y de no ser por el estandarte que se alza sobre el centro del grupo, en el que en grandes caracteres puede leerse COMISION ABOLICIONISTA, cabría suponer si estos señores acaban de salir de presenciar algún espectáculo matinal, o están viendo actuar a los bomberos en los trabajos de extinción de un incendio en la acera de enfrente. Pero aun cuando ambas suposiciones entran de lleno en el terreno de lo verosímil, ni salían de ninguna seda, ni frente a ellos las llamas había a efectuar el recorrido que se propusieron, optaron por retirarse a sus domicilios en busca del almuerzo, dejándonos como recuerdo de aquella mañana del domingo 18 de julio esta foto que tiene la fuerza de lo extraordinario, de lo inhabitual, por lo que bien merece figurar en el Museo Taurino. 

Aquella tarde, la Plaza de la Barceloneta casi se llenó de público para ver lidiar por Guerrerito y Gaona seis astados de Solis. Y el lleno hubiese sido toted de no encontrarse enfermo el Gallo y herido Machaquito. que eran los matadores contratados en un principio para despachar esta corrida, en la que. a poco de comenzar, apareció en uno de los tendidos de sombra un gran letrero en el que se decía: «¡Viva la fiesta nacional!». Elocuente respuesta —dijo un cronista—. que algunos aficionados daban a la abortada manifestación que los abolicionistas habían intentado aquella mañana. Dos meses antes, en día de trabajo y con tiempo muy inseguro, se había celebrado en el coso madrileño la tradicional corrida de Beneficencia que produjo un ingreso de más de ochenta mil pesetas para los pobres qué reciben asistencia diaria en estos hospitales de la capital de España.

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