sábado, 11 de noviembre de 2017

ANCHO AL PRIMER TORO


Asi lo contaba Natalio Rivas Santiago, politico,Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, escritor (entre otros Toreros del Romanticismo: (Anecdotario taurino) (1947),La Escuela de Tauromaquia de Sevilla y otras curiosidades taurinas (1939) y abogado. Padre del arquitecto Pedro Rivas Ruiz.
"En 1914, con motivo de la feria de septiembre en Albacete, me trasladé a la capital de la Mancha con mi hijo Pedro, niño entonces de catorce años, que tuvo la ilusión de acompañarme para ver torear a nuestro amigo. Hospedados en la misma fonda que Juan, quiso ml chico satisfacer una curiosidad tnuy corriente: la de ver al torero vestirse de luces. Juan, encantado, accedio al deseo de mi muchacho y se vistió ante él. Yo estaba Presente La curiosidad de mi Pedro crecia con los detalles de la complicada ceremonia: pero cuando llegó al limite de su asombro fue en el momento en que le vio ceñirse la faja. Usted sabe que la faja, fuertemente sujeta por un extremo al talle del matador, es atirantada en toda su extensión por el otro en manos del mozo de espadas.El torero gira sobre si mismo, da unas vueltas veloces. y al cabo de ellas queda ceñido, preso y envarado en una seda más eficaz para el caso que el .acero mismo. Mi chico le contemplaba pasmado, sin comprender cómo podia respirar dentro de aquel cilicio, y mucho menos cómo podia correr en la brega de los loros. Juan le dijo entonces:
-Pues todo esto, Perico, se nos queda ancho a los toreros cuando sale el primer toro.
Lo sorprendente de esta afirmacion en labios de un torero tan bravo me hizo Intervenir: - ¿Lo dices en serio o en broma? - Lo digo con toda mi alma! El torero que le diga a usted que en su oficio no siente el miedo, le engaña. La gente dice que yo no lo conozco; y yo le digo, lisa y llanamente. que de camisa para dentro lucho con él y le puedo".
Asi desnudaba Juan Belmonte su alma valerosa ante, un niño de catorce años.

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