viernes, 9 de diciembre de 2016

MANUEL NAVARRO


Manuel Navarro Salido, nació en Albacete, el 20 de julio de 1926. Comenzó a estudiar el bachillerato, aban­dona los estudios, para dedicarse al aprendizaje del to­reo, disfrutó siembre de la amistad de varios ganaderos, en especial de los Samuel Hermanos, por lo que gozó de ciertas facilidades para su inicio. Viste por primera vez el traje de luces en el año 1942, en Quintanar de la Orden, (Toledo) comparte cartel con Pepito Mateos, lidiando novillos de Manolo González. 

Dos años después, actuó en su primera novillada picada, en la localidad ciudadrealeña de Tomelloso, siendo sus compañeros de lidia, Ángel Luís Bienvenida y Pepito Mateos, se habló con elogios de su campaña de noville­ro. Se presenta en Madrid el 24 de junio de 1945, lidian­do novillos de de Claudio Moura, le acompañaron en la lidia, Rafael González Villa “Machaquito” de Madrid, “Chicuelo de Méjico” y Tacho Campos, los dos últimos mejicanos. Torea las temporadas 1946 y 1947, alcanzando nu­merosos éxitos y se anima a tomar la alternativa el 25 de julio de 1947, en plena Feria de San Jaime, se la conce­dió “Gitanillo de Triana” (Rafael), con la presencia de Luís Miguel Dominguín y Rovira, y toros de la ganadería de Villagodio Hermanos, el toro que lo doctoró se llama­ba “Limpiador”.


Este mismo año, confirma en Madrid, el día 4 de oc­tubre, en la corrida a beneficio de la Asociación de la Prensa, Domingo Ortega fue el padrino y los testigos, Luís Miguel Dominguín y Paco Muñoz, se lidiaron cua­tro toros de Antonio Pérez-Tabernero y cuatro de Carlos Núñez. Después del doctorado, aún toreo quince corri­das ese año, la temporada de 1948, fue la que más se vistió de luces, llegando a las cuarenta y siete. Tras once años como matador de toros, se retiró en Méjico, en el año 1958. Fue un diestro bastante castigado por los toros, con valor y buen corte, su simpatía personal se transmitía en sus actuaciones. Residió muchos años en Madrid, tambien en Jerez de la Frontera. 

En el año 49 y en el 50 bajan considerablemente los contratos y decide comenzar una nueva etapa. «Yo no quería ni podía permitirme el lujo de ser torero de café, contando batallitas». «Hice amistad con un empresario portugués y organizamos festejos en el extranjero. Se celebraron corridas de toros en Mozambique, Angola, EE.UU, y Filipinas». Se trataba de un iniciativa que jamás se había llevado a cabo, siendo pioneros en organizar festejos taurinos mas allá de nuestras fronteras. «Mi amigo que se llamaba Alfredo Ovella tenía un gran espíritu emprendedor y además era un hombre que respondía». Toda una aventura llena de anécdotas y curiosidades.

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