martes, 8 de diciembre de 2015

DE NOVILLADAS...


Espectáculo a plaza partida

Desde que la lidia de reses bravas dejó de ser el ejercicio de los grandes de la córte al advenimiento del rey D. Felipe Y, ya por no disgustarle, porque el citado rey era poco aficionado a esta fiesta, o ya porque algunos hidalgos y plebeyos oscurecían sus ejercicios ejecutándolos con más perfección, y la tomaron por su cuenta valerosos hijos del pueblo, ganando el espectáculo en arte lo que perdiera en su primitivo carácter, que las corridas de novillos sufrieron también multitud de reformas y variaciones.

A las compañías de indios y comparsas de mogigangueros, que ejecutaban en los cosos sin arte y sin conocimiento alguno con toros embolados, después de ejecutar o representar escenas grotescas del peor gusto, sucedieron las pantomimas, en que ya la lidia del toro embolado, que para terminarla se soltaba, tenia algún parecido con la de los toros, puesto que en burros, en caballos de mimbre o sobre otro hombre se picaba a los bichos, se les ponían arponcillos o se les parcheaba, y a veces se les mataba a estoque o desjarretándoles. Más adelante, para dar más carácter al espectáculo, se introdujo en él la lidia de algún toro de puntas, que estaba a cargo de toreros sin nombradía, o de algunos que con ellos procuraban irse adiestrando en la ejecución de las suertes. Y para que los asistentes a estas fiestas tuvieran más variedad, en las novilladas, a más de la lidia de reses bravas con puntas y emboladas algunas veces, han figurado en los programas ejercicios ajenos al arte de torear, como han sido carreras de cintas, parte de gimnasia ascensiones en globo, fuegos artificiales, etc.

Otras veces se presenciaron luchas de fieras, ya entre el toro con tigres, leones y elefantes, ya entre panteras, osos y leones, etc. Allá por los anos de 1790 a 1791, un perro de aguas llamado Mosiafá, de gran destreza burlaba la fiereza de un toro, y el perro llamado Paco hacía las delicias de no pocos, cansando y mareando a los novillos embolados o representando un papel secundario en alguna pantomima, como la titulada Las hazañas de Bou-Amema. Otras veces la lidia de algunas reses ha estado a cargo de mujeres, y así en 1811 quebraba rejoncillos a caballo Teresa Alonso; la intrépida Vascongada picaba novillos embolados y los mataba por medio de la chispa eléctrica allá por los años de 1859 y siguientes. Tomasa Prieto picaba pocos años después, y años antes y después Martina García mataba toros embolados con estoque. En ocasiones se ha dividido el redondel en dos mitades, y a la vez en cada una de ellas se ha lidiado un toro de puntas por cuadrillas diferentes.

En los pueblos de poca importancia, en que no era posible sufragar los gastos que ocasionan las corridas de toros, o que en la lidia de las reses tomaban parte cuadrillas de algún nombre, se celebraban corridas llamadas de novillos. Al efecto, para llevarlas a cabo cerraban la plaza, levantando tablados para que se colocaran los espectadores, o poniendo empalizadas, carros y con los que los mozos del pueblo juegaban capeándolos. En algunos puntos las reses se lidiaban emboladas y en otros con las astas limpias. Habia villas y aldeas donde solo se corrían los novillos y las había en que estos eran banderilleados y muertos; pero de qué manera, a pinchazos, a estocadas y aun a tiros. Hoy afortunadamente,ya no existen  en las novilladas las representaciones de pantomimas, y si aun en nuestros días han sido las aulas donde han adquirido los primeros rudimentos del toreo la mayor parte de los toreros que hoy forman entre los de más nombre, el arte tiene escuelas prácticas tan necesarias a los que comienzan.

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