viernes, 15 de agosto de 2014

MARCELO UREÑA


Marcelo Ureña persona recta, juiciosa, enemigo de juergas y francachelas, condición que le atrajo la simpatía de los jefes de lidia, apreciadores de sus excelentes servicios. Diestro inteligente, con facultades y dominio del arte, fue poco castigado de los toros, y en su larga carrera profesional, de cerca de cinco lustros, fueron escasos los percances de alguna categoría sufridos en la luchas con los astados. Uno de sus biógrafos —que le vio torear— decía en una breve Semblanza: «Banderillero mediano, que ha trabajado en varias Plazas, hasta que en 1868 se retiró del toreo. Hombre muy compuestito y formal, ha sido consecuente en sus compromisos apreciado por su trato particular. Murió en Madrid, a los sesenta y cinco años de dad, el 12 de agosto de 1866, siendo portero de los Viveros de la Villa.» No pisó terreno firme el escritor en cuanto a fechas se refiere, pues no son ciertas las que señala como de su retirada y muerte. Ofrecemos a los lectores unos breves apuntes biográficos de este lidiador. según datos que finaran en nuestro archivo.
Marcelo Ureña vio la luz en Madrid el año de 1821. Por el año de 1840 comenzó el aprendizaje de la profesión taurina, por la que sintió verdadera vocación, tal vez por oír la voz de la sanare, y/ qué le unía algún parentesco con el notabilísimo banderillero Gregorio Jordán, quien le protegió en sus comienzos, y de quien recibió las primeras lecciones del arte a que le inclinaban sus entusiasmos. El padre de Marcelo era totalmente opuesto a que el muchacho cultivase tales aficiones, y en vista de que ni los castigos, ni contundentes y reiteradas razones dieran el resultado apetecido, intervino jordán en el asunto, diciendo al pariente que tomaría al joven por su cuenta, y si veía que reunía aptitudes para el oficio, le enseñarla a torear, desengañándole en caso negativo.
La prueba dio resultado: Gregorio Jordán opinó que Marcelo reunía condiciones para vivir del toreo con mayor provecho que el oficio manual a que el autor de sus días pretendía inclinarle. Unido a los banderilleros madrileños de menor categoría comenzó a torear en las novilladas de los pueblos de la provincia madrileña, y con el banderillero y matador de novillos Pedro Pórraga hizo su primera salida a las Plazas levantinas en 1844-45. Toma parte después en las novilladas madrileñas de los años siguientes, y recomendado por Matías Muñiz a don Julián Javier, empresario de las Plazas de Madrid y Aranjuez, en el año de 1851, este señor, a quien agradó la modestia, sencillez y buen deseo del artista, le contrató para sus corridas en calidad de peón de brega, para) agregarlo a los matadores que salían sin cuadrilla completa, y con obligación de banderillear cuando lo indicase el jefe de lidia o el espada en cuya cuadrilla fuese agregado. —¿Qué asignación hemos de ponerte? —La que usted disponga, don Julián, y muy agradecido, pues voy a torear con espadas antes de lo que soñaba. —Bien, hombre, me agrada tu sinceridad —le dijo el empresario.
Matías gana quinientos el «Regatero», los Usa, Bustamante y otros varios están ajustados en cuatrocientos. —Pues, como yo no puedo aspirar ni a eso le parece a usted, me pone doscientos y conforme, —No, eso sería rebajarte demasiado; cobro,trescientos reales por corrida. Y en esa suma quedó fijada la retribución que había de percibir el nuevo banderillero de toros en su primer año de actuación como tal. Tomó Parle eh las corridas de Madrid de dicho año 1851, siendo agregado, generalmente, a la cuadrilla de Cayetano Sanz, que sólo tenía dos peones fijos: Angel López, «el Regatero», y Domingo Vázquez. No banderilleó en las primeras corridas , rompiendo el fuego en la de Aranjuez del 22 de junio, en la que de segundas con Manuel Bustamante. «la Pulga», pareó el toro «Aldinegro», de Fuentes, que mató Julián Casas, «el Salamanquino». Gustó al empresario la valentía, la decisión frescura con que el madrileño cumplió su cometido, y recomendó a Cayetano Sanz facilitase la labor del diestro, permitiéndole banderillear, lo que realizó gustoso el espada, y Marcelo pudo alternar con, su protector amigo Pablo Herráiz, pareando en Madrid el 7 de julio los toros «carcelero» (retinto) y «Rebollo» (castaño), de Ginés, ganadero madrileño.
Repitió su actuación en la corrida del 15 de septiembre. en la que de Pareja con Domingo Vázquez pareó muy bien. al toro «Gavilán» (cárdeno), de Romero Balmaseda. Desde este año, su presencia en el ruedo de la Corte es constante, unas veces como rehiletero de toros; otras de novillos, y temporadas en que dura la tarea lo que la temporada completa, pues la afición veía con simpatía en el ruedo a un modesto lidiador, que sabía cumplir con su deber. Y así siguió el curso de su vida profesional, hasta que escaseándole las facultades solicitó un empleo en el Ayuntamiento, y obtenido, se retiró de la profesión al finalizar la temporada de 1870.

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