martes, 15 de abril de 2014

JUAN MANUEL MORAZA SALBOCHEA "MARCHENITA"


ESCENARIO: Valderrobles, pueblecillo perdido en las serranías turolenses, con la nota briosa de su placita de toros, como pincelada luminosa del maestro Zuloaga; estampa que se repite en centenares y centenares de lugares españoles durante el taurino mes de septiembre. En estas plazas pueblerinas es donde vibra, con toda intensidad, el alma española ante la tragedia de la lidia. Los irregulares tablados se hallan ocupados por abigarrado gentío que no da reposo a la «bota», y las gentes gritan y gesticulan, enardecidas, ante la presencia del toro, que, engallada su cabeza, desafía al público cercano, despejando el pueblo de mozos. La figurilla garbosa del torerillo se yergue ante el furioso animal, y una y otra vez burla a la fiera. Sigue toreando con las rodillas en tierra, poniendo el corazón en la muleta. El clamor de los ¡oles! y de la ovaciones colman sus ilusiones, y embriagado por las palmas se olvida del peligro. Está viviendo sus sueños. Se perfila para matar, y al consumar la suerte su cuerpecillo de adolescente es terriblemente corneado. El color bermejo de su sangre pone la nota trágica en la tarde bulliciosa... Allá se llevan, pálidos y sangrantes, a Juan Manuel Moraza, «Marchenita›, que así se llamaba el torerillo, con un terrible cornalón en el vientre; su apoderado, enloquecido, va taponando con la mano la herida, y en tránsito de agonía llegan a la casa del médico. El público, tan alegre unos momentos antes, permanece mudo y apenado, mientras de bellos y femeninos ojos aragoneses caen unas lágrimas piadosas. Los médicos, hermanos Navarro Tafalla, luchan a brazo partido con la Muerte, para ganarle la vida del chavalillo, y uno de los doctores, en, cede en el acto su sangre generosa. No basta; la vida se acaba, pero allí está la bella señorita a la que el diestro brindó el toro, y allí está su sangre para salvar la vida que se va y le cede su sangre para otra transfusión. El vecindario siguió horas y horas ante la clínica, en angustiosa cola, para disputarse la piedad de ofrendar su sangre, efectuándose hasta ocho transfusiones, cedidas por nobles corazones baturros. Esta impresionante página taurina, digna de la musa de un poeta auténtico, se escribió en la villa de Valderrobles (Teruel) el día 3 de septiembre de 1954.

En la clinica donde fue ingresado con su Madre, hermana y apoderado.

«MARCHENITA» FALLECIO EL DIA 21 A la una de la tarde del martes día 21 falleció en Valencia el novillero Juan Manuel Moraza, «Marchenita» que fue trasladado el día 18 desde Vaiderrobles a Valencia en gravísimo estado. Se hizo cargo del herido el doctor Serra, que, después de reconocer al herido, manifestó que Marchenita padecía un fuerte ataque de uremia y tenía altísima tensión arterial. El doctor Serra manifestó que era de temer un fatal desenlace. «Marchenita», falleció en el sanatorio de la Alameda. El cadáver del infortunado novillero, muerto a los dieciocho años, recibió cristiana sepultura en el cementerio general de Valencia.

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