miércoles, 12 de febrero de 2014

JUAN SANCHEZ, «NOTEVEAS»



Hijo del matador "Perico Noteveas", y, como él, nacido en Sevilla en fecha que se ignora. Se tienen referencias de que fue discípulo de su padre, quien le dio a conocer en algunas Plazas andaluzas por los años 1849 a 1851. La primera noticia concreta que tenemos de su actuación el el ruedo se refiere a Madrid, y no la  facilita el cronista de la corrida de toros del 27 de junio de 1853, estoqueada por Cayetano Sanz; Manuel Trigo y José Rodríguez, «Pepete». El revistero va anotando el curso de la fiesta y con relación al toro tercero, «Corchete» (negro) de Benjumea, escribe: «Recibió dos varas del «tío Lorenzo», tres de «Chola» y cuatro de Sevilla. El Hijo de «Perico Noteveas» le colgó luego dos pares y Mota, dos y medio, y lo despachó «Pepete» de una baja » Así se presentó en Madrid Juan Sánchez, sin antes haber pasado por la aduana novilleril, lo cual era habitual y corriente en aquel tiempo, tanto en lo que concierne a los hijos de esta tierra como a los forasteros.


Volvemos a saber de su trabajo en los dos año siguientes, en que acompaña a Gonzalo Mora en unas corridas de Valencia; a Domingo Mendívil, el  otras de Zamora, y a Gregorio López Calderón en Talavera y Levante. Las referencias de este tiempo presentan al segundo «Noteveas» como peón inteligente y trabajador , habilidoso rehiletero,pero escaso de valentía y nada entusiasta del oficio elegido. Dicen los que le conocieron que en su vida particular era hombre serio, de gran bondad, mucha simpatía y  buen administrador de sus intereses. No gustó el someterse a  la disciplina de matador determinado; trabajó con todo el que le hizo ofrecimientos ventajosos, y como era seguro en el ruedo, cumplía en las faenas y no eran mucho sus pretensiones, sus campañas, si no brillantes le resultaban muy provechosas. La temporada de 1858 fue quizá la de más óptimos frutos. Toreo constantemente con matadores de toros y novillos, desde «Cúchares» al «Relojero» siendo por todos muy apreciado. Torea nuevamente en Madrid el año 1859; reaparece en 1862, y sin interrupción, trabaja hasta 1868. «Cúchares», muy amigo de su padre le proporciona frecuentes ajustes. Acompañando a Gregorio López Colderon. fue el 5 de junio de 1870 a Palencia, presenció la tragedia del pobre Agustín Perera, y presa de indescriptible pánico, se negó a salir al ruedo tras ayudar al matador. Este es el punto negro de su vida profesional. No fue muy castigado por los toros. Cansado de rodar por los circos, y en posesión de algunos ahorros, se retiró de la profesión en 1879, disfrutando plácidamente de la vida  hasta su muerte, ocurrida por el año 1885.

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