jueves, 13 de junio de 2013

RAFAEL RUBIO "RODALITO"
Rafael Rubio 'Rodalito', fue un torero muy famoso
en su época. Hizo el paseíllo en las plazas más importantes de España y América, y en una ocasión le brindó un toro a Lindbergh, el primer aviador que voló de Nueva York a París sin escalas, lo que aumentó su popularidad.

Era un matador atlético, de una vitalidad poderosa. Solía decir lo que desayunaba el día de la corrida: tortilla, bistec, fruta, café y una copa de coñac. Su primer traje de luces le costó quinientas pesetas y había pertenecido a Vicente Pastor. El matador albaceteño toreó ante cincuenta mil espectadores en cuatro corridas celebradas en el estadio Flaminio de Roma en 1924 a beneficio de los mutilados de guerra. En la Ciudad Eterna contrajo matrimonio con la aristócrata italiana Ana María Tedeschi, a la que conoció en un baile en el Corso Umberto.
figura del toreo en su época, sus éxitos en América -le llamaron el 'Rodolfo Gaona español'- y sobre todo el hecho extraordinario de haber llevado los toros al estadio Flaminio de Roma, su boda con una aristócrata italiana y otros pasajes de su vida. Ahora tenemos la oportunidad de recoger aspectos inéditos de una historia que recuerda su detención y encarcelamiento en Madrid al término de la guerra civil.
R
afael había colaborado con el Frente Popular al quedarse sin dinero tras organizar unas corridas en El Ferrol, y se trasladó a Madrid con el propósito de viajar a Italia con su esposa y sus hijos, aunque no había trenes ni estaban abiertas las fronteras. "Tuve que enrolarse a la fuerza, por no tener qué comer". Es lo que dijo en su declaración ante el juez militar que instruía el expediente de depuración al que se había sometido. Expuso que su participación fue estar al cuidado del Hospital-Asilo situado en el Paseo de Ronda, donde había niñas enfermas, salvando en dos ocasiones a las dieciocho religiosas, con el pretexto de que eran enfermeras, cuando individuos de la FAI exigieron su entrega. Contribuyó a que las monjas fueron trasladadas a Tarragona, mientras el Hospital era convertido en Cuartel de Milicias. Todos los que estaban allí -subrayó ante el juez- fueron incorporados a las filas del gobierno del Frente Popular. En distintas ocasiones le enviaban al frente para luchar, pero alegó la inutilidad de su pierna izquierda y le dejaron al cargo de la oficina de Mayoría. Estando allí le ascendieron a teniente y le mandaron a la 122 División, donde por ser amigo de uno de los jefes le confiaron la Compañía de Depósito siendo al mismo tiempo responsable de las compras, hasta que, cansado de ello, solicitó el ingreso en los batallones de retaguardia, para estar en Madrid. Más tarde enfermó; los doctores que le cuidaban, que eran de Falange, le ponían al corriente de las fases de la guerra, y allí, junto a ellos, esperó a que ésta terminara.
Esta declaración la firmó Rafael Rubio en el chalet de la calle Diego de León donde se instaló provisionalmente el juzgado. Quedó detenido hasta que saliera su juicio, siendo trasladado con otras personas, en camiones escoltados por la Guardia Civil, al Convento de las Trinitarias, transformado en prisión.Eran más de trescientos detenidos. Todos estaban incomunicados con sus familias, aunque Rodalito sobornó a un guardia para que se pusiera en contacto con su mujer y le pidiera una manta y comida, que le llegó días después. Allí comenzaba la peripecia carcelaria del torero.
Durante el tiempo de reclusión, relatado por el torero, queda al descubierto la sagacidad, el temple y el valor de un hombre que tantas veces había desafiado el peligro en las plazas, sorteando las dificultades de la vida. El cambio a la cárcel de Yeserías atenuó su humillante situación, pero la salida resultó traumática. En la puerta estaba su mujer, que había ido a retirar la cesta de la comida y que le vio subir al camión. Allí sufrió la vergüenza de la gente que los miraba y se tapó la cara con la gorra para que nadie lo reconociera. Otra vez, Rafael buscó un cómplice -ahora un italiano- y pudo reanudar el enlace con su casa y recibir comida y mudas. También tuvo una visita de su mujer, Ana María, que le dio la noticia de la muerte de su hermanastro Domingo, que estaba inválido, al derrumbarse su hospital. «Nunca traigas a nuestros hijos al locutorio, habla con el Cónsul y llévatelos a Italia», le pidió. En otra entrevista se enteró de la anulación de los billetes de banco que ellos tenían y que no servían para nada. A Ana María, su esposa, le ayudaron en el Consulado de su país unos días, y algún dinero recibido de Roma se agotó pronto. Entretanto, Rafael fue encargado del reparto de paquetes a los reclusos. Entretanto, había escrito Le había escrito dos cartas a casa y no tenía respuesta. Finalmente supo que estaba cerrada, que la señora se puso enferma y la llevaron a un hospital. Los niños los tenía su hermanastra Luisa; ésta misma lo confirmó en una visita varios días después.
Tras seis meses de cárcel, Rafael fue juzgado y condenado a quince años de prisión, que rebajaron a seis. Quince días después le trasladaron en tren a Segovia y desde allí al castillo de Cuéllar, donde coincidió con Rafael Sánchez Guerra, que fue secretario del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora y presidente del Real Madrid. Allí le conmutaron la pena y salió en libertad. Era el verano de 1941.
Estas y otras circunstancias, marcaron una vida frenética y apasionante, como la de la puñalada que le asestó el novillero 'Chamorro' en Casablanca, que le ocasionó lesiones irreparables en una pierna apartándole de los ruedos. En Roma residió años después hasta su muerte.Sus restos reposan en el Panteón de los Españoles, en el Cementerio de Verano de la capital romana.
Quienes se acerquen a la necrópolis romana en la que se ubica, construida en tiempos de Napoleón, concretamente en 1812 y donde reposan figuras tan populares como el actor Marcello Mastroiani y el director Roberto Rosellini- y donde tuvo lugar recientemente una subasta de 34 tumbas y mausoleos, entre ellas una capilla de diez metros valorada en 312.000 euros- y tengan oportunidad de visitar el Panteón de los Españoles, podrán conocer la lápida que lleva el nombre de Rafael Rubio Oltra, 'Rodalito', torero que eligió esta tierra para vivir y para morir. Había nacido en la 'Posada del Sol' de La Roda en 1895 y falleció en Roma en junio de 1979.

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