martes, 18 de junio de 2013

LOS HERMANOS MONTES MORA


La corrida de aquel domingo 15 Junio1926 en Vista Alegre tuvo la nota trágica, brutal, sangrienta, de la muerte de un torero. Fiesta de arte y valor, de alegría y de muerte, fue ésta la triunfadora en ese día. Mariano Montes Mora," Mariano Montes" un torero valiente y entusiasta, un hombre bueno, un luchador infatigable que aspiraba a conquistar un lugar en la torería que asegurase el bienestar de él y los suyos, murió destrozado a cornadas. ¡Pobre muchacho!
Fue la mala suerte compañera inseparable de Mariano Montes. Tuvo el pundonoroso torero toledano una gran tarde, una tarde inolvidable en la plaza de Madrid matando él solo una corrida de ocho Palhas, de ahi que le llamasen "mataochos". Fue un triunfo; cortó dos orejas y, entre aclamaciones entusiastas, le llevaron en hombros hasta casi la Puerta del Sol. Empujado por la fama, corrió el nombre de Mariano Montes por todos los ámbitos de España.
Muchos toreros han vivido tan solo del recuerdo de una tarde de gloria; algunos, tan solo de una faena; pero a Mariano, que tuvo en su haber éxito tan resonante, no le sirvió de nada. La mala suerte fue su compañera; sus entusiasmos, su decisión, su deseo de llegar se apagaban ante la indiferencia de las Empresas y de los públicos. Toreó poco; en Madrid, casi nada. El pasado año para poder torear cerca de Madrid, aceptó una corrida en Tetuán; este año vestía por primera vez el traje de luces en Vista Alegre; por primera vez en la temporada, por última vez en su vida. La fatalidad, su compañera inseparable, descargó sobre él su último golpe.
Se lidiaba una corrida de Don Florentino Sotomayor, y el ganado salió grande, con mucha cuerna, duro y con nervio. Corrida fuerte y peligrosa para toreros poco entrenados, que peleó malamente con los caballos y llegó bronca y difícil a la muerte.
El cadáver del infortunado torero Mariano Montes en la enfermería de la plaza
de toros de Vista Alegre, donde fué visitado por numerosísimo público,15 junio 1926.
 
Mariano había toreado con mucho valor a su primero, sufriendo un revolcón al iniciar un pase, y despachado a su enemigo de dos pinchazos y una estocada bien puesta. Una cariñosa ovación premió la labor del bravo torero.
Salió el toro quinto, fuerte y abierto de cuerna, y Montes se fue a él decidido a recogerlo por verónicas; al dar la tercera, por el lado izquierdo, fue empitonado por el costado y arrojado a lo alto; el toro, lo volvió a recoger en el aire; lo zarandeó cogido por el muslo y lo arrojó a la arena. El público, puesto en pie, lanzó un grito de horror.
Montes se puso en pié, pálido, casi sin respiración, con las ropas destrozadas y empapadas en sangre; dio unos pasos y, al fin, se desplomó en brazos de los que acudieron a socorrerle.
La impresión fue horrible. Nadie dudó de que Montes iba muerto. Cuando el toro fue despachado por Sánchez, el público, impulsado por un sentimiento de piedad, pidió y obtuvo de la presidencia que se suspendiera la corrida...

PEDRO MONTES MORA
Matador de novillos, nacido el 10 de mayo de 1905, en la población toledana de Portillo, falleció en 1930, cuando contaba 31 años de edad. Esa temporada había participado en 12 corridas hasta la tarde del día 25 de julio, fecha de su mortal cogida en la Plaza de Toros de Escalona. Un toro de don Ricardo Sáez, de nombre “Español”, le infringió una gravísima cornada al rematar un quite. La herida, mortal de necesidad, tenía más de veinte centímetros de profundidad y estaba situada en la región inguino abdominal derecha, penetrando en el vientre, tras seccionar la arteria femoral y otros vasos importantes. Falleció a los pocos momentos de ingresar en la enfermería. Pedro Montes, al igual que su hermano, el matador Mariano, muerto en la Plaza de Toros madrileña de Carabanchel Bajo, tenía que sucumbir en el ruedo. Valiente hasta no poder más, era éste su único recurso para hacerse aplaudir.


"Si al valor uniera un poco más de arte ya estaría colocado", decían los cronistas de él. La temporada de 1929 fue la mejor de su carrera; se mostró valiente y con grandes deseos de complacer, toreando 36 festejos con picadores, cifra no rebasada por ningún novillero del escalafón aquel año. En la Plaza de Toros madrileña de Tetuán de las Victorias sufrió una grave cogida que le impidió la participación ya contratada en varias otras novilladas. Alentado por los triunfos de su hermano Mariano, se dedicó desde muy joven a torear. En cierta ocasión se celebraba en el pueblo de Gerindote una novillada, los responsables de estoquear los bichos se asustaron ante el tamaño exagerado de los bureles, y entonces Pedro, con una temeridad que fue característica esencial en su vida taurina, estando sentado en un tendido, bajó al redondel y despachó la corrida. Desde entonces tomó parte en muchas novilladas pueblerinas; los buenos éxitos que obtuvo en ellas hicieron eco en Madrid, cuya Empresa le contrató para el 19 de marzo de 1926.
Montes estuvo aquella tarde valiente y escuchó palmas en abundancia, tanto por este motivo como por el efecto sentimental que producía que fuese hermano del valiente diestro que había muerto poco tiempo atrás. Esa temporada de 1926 fue triunfal para él, habiendo actuado en 17 novilladas. La de 1927, aunque siempre se manifestó muy valiente, incluso hasta la temeridad, desmereció un tanto su labor. Trabajó en la Plaza de Toros de Madrid el 13 de marzo de 1927 y en las Plazas de Barcelona y Santander, hasta un total de 20 novilladas. En 1928 bajó el número de festejos toreados.

JERÓNIMO MONTES MORA "MONTES CHICO"


Matador de novillos, hermano de Luis, Mariano y Pedro Montes Mora. Nació en Portillo de Toledo el 30 de septiembre de 1910. Se presentó en Madrid el 14 de agosto de 1935 con ganado de Villaroel y por compañeros el Niño de la Estrella, Madrileño y Eduardo Solórzano. En las cinco corridas que torea ese año da en todas ellas la nota de valentía, así como en sus actuaciones por los pueblos antes de ascender al ruedo madrileño. Es padre del afamado criador de galgos y varias veces Campeón de España, Pedro Montes.

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