domingo, 17 de marzo de 2013

¡AQUEL SECUESTRO DE QUITO¡¡¡

Durante la temporada de América, las anécdotas se suceden en los días ’vacíos’ que transcurren entre corrida y corrida, cuando hay que matar al aburrimiento. Una muy curiosa y simpática fue la protagonizada por Enrique Ponce, Manuel Caballero y el malagueño Ricardo Ortiz (el año que tomó la alternativa en Quito), cuando pretendieron fingir un secuestro al maestro Andrés Vázquez. Fue en el escenario de un año en el que entre los taurinos españoles se adueñó el temor de sufrir un secuestro, pues poco antes el empresario Pablo Martín Berrocal fue raptado por un grupo de guerrilleros, quienes lo mantuvieron privado de libertad varios meses.
En un escenario marcó por el temor llegó la chanza a cargo de un grupo de toreros, fruto de la juventud y ganas de disfrutar, junto al talento bromista. Todo ocurrió una tarde el Andrés Vázquez llega de la corrida (que allí por la sucesión de estaciones en un mismo día son al mediodía) y tras comer decide ser fiel a esa costumbre tan española de echarse la siesta. Descansaba en su habitación del hotel cuando alguien llamó a la puerta, por lo que, confiado, decide abrir con la sorpresa que se encuentra a tres encapuchados, que le amenazan con pistolas diciéndole que no se moviera, que se trataba de un secuestro y si lo hacía lo acribillan sin piedad. El maestro, todo temperamento, reacciona y sin darse ni un respiro se lía a puñetazos con los secuestradoras. Fuerte y fibroso, a pesar de superar en aquel entonces lo sesenta años, reparte con el mismo talento que un boxeador. Mientras las quejas y los lamentos de los ‘secuestradores’ se hacen evidentes, quien tratan de defenderse, pero sin hacer uso de las armas.
La extrañeza llega cuando los ‘atracadores’ después de decirle al viejo torero, ya en claro castellano,que por favor frenase sus impulsos, se quitan los pasamontañas: “Maestro, que somos nosotros y le estamos gastando una broma”. Entonces, mientras los bromistas dejaban al descubierto su rostro,Andrés Vázquez se percata que que se trata de Ponce (quien se queja de un puñetazo recibido en el cuello), Manuel Caballero y Ricardo Ortiz, que por entonces goza de mucho cartel en Quito y hasta recibe la alternativa de manos de José Miguel Arroyo en el cartel estrella del ciclo. Al final, los tres espadas tras pedir perdón a su víctima, maltrechos, abandonan la habitación mientras arrojan las pistolas de fogueo a la papelera. Entonces, Andrés Vázquez, con su nervio zamorano, les dice: “Y habéis tenido suerte, como estaba en pijama no llevaba la navaja cabritera que siempre llevo en el bolsillo. No sé qué hubiera ocurrido si la tengo”.
Al día siguiente, en una entrevista que le hicieron a Ponce para Telemadrid, el maestro Andrés Vázquez (que colaboraba en esa cadena) le pregunta con mucha ironía al valenciano: “Qué te ha pasado en el cuello, Enrique? A lo que el torero de Chiva responde sonriendo: “Fue por un varetazo que sufrí hace dos días mientras tentaba en la ganadería de Huagruasi, que usted de ese sabe mejor que nadie”. Y ahí quedó la broma,aunque a nadie se le volvio a ocurrir jugar con el honor del maestro de Vilalpando.

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